El portero, un auténtico jugador de fútbol
Tanguy Jourdan, Academia de Porteros
Las transiciones son omnipresentes en el fútbol moderno, no sólo entre los jugadores, sino también entre los porteros. Capaz de desequilibrar al equipo contrario cambiando el ritmo de la acción, se ha convertido en un elemento importante de la táctica de un equipo. ¿Cómo han pasado los porteros de espectadores a verdaderos protagonistas del juego?
Dominar las transiciones defensivas y ofensivas
Las transiciones «defensivo-ofensivo» (DEF-OFF) y «defensivo-ofensivo-defensivo» (DEF-OFF-DEF) son elementos que deben trabajarse durante las sesiones de entrenamiento para que el portero esté en las mejores condiciones posibles el día del partido.
Es importante recordar los conceptos defensivo y ofensivo. La transición defensiva consiste en defender una portería o un espacio en el que el equipo no tiene el balón. La transición ofensiva, en cambio, se refiere a tener la posesión del balón y que el portero haga reanudaciones con la mano o con el pie.
Estos elementos deben trabajarse durante las sesiones de entrenamiento para que el guardameta pueda establecer el vínculo con la situación del partido. Este trabajo les permitirá estar en las mejores condiciones posibles para afrontar su partido con calma.
Identificar estas transiciones y seguir el ritmo de la acción es una ventaja para el guardameta, que podrá tomar las decisiones correctas en cada momento de la situación.
Por el contrario, si no tiene en cuenta todos los parámetros, se retrasará y no siempre tomará las decisiones correctas, lo que podría poner en peligro el equilibrio de su equipo.
El partido de fútbol es un constante cambio de ritmo
Desde hace unos diez años, el fútbol se ha convertido en un juego táctico que va mucho más allá de los aspectos físicos y técnicos. Antes, el juego era muy directo y musculoso, con frecuentes transiciones defensivas y ofensivas, y los centrocampistas lanzaban a sus delanteros en profundidad para enfrentarse al portero, que permanecía en su línea de gol. Defendía su propia portería y no el espacio entre él y su línea de defensas. Por lo tanto, el portero no estaba implicado en el juego, ya que no participaba en estas transiciones.
Hoy en día, los equipos juegan un juego constante de transiciones contra equipos agrupados en el que el portero desempeña un papel esencial. El guardameta participa mucho más en las transiciones de ataque, es decir, en la salida del balón, donde fomentará los pases precisos con la mano o con el pie. A continuación, puede marcar la diferencia cuidando sus reanudaciones y cambiando el curso del juego al modificar el ritmo. Esto puede desequilibrar al adversario. Hoy en día, un guardameta activo que domina el arte del juego con los pies es un arma formidable para ser decisivo en un partido.